250gr. de
nata entera
400ml. de
leche entera
4 huevos
200-250ml.
de miel
Una pizca de
sal
250gr. de
harina de trigo repostera
250gr. de
harina de maíz precocida
1 sobre de
polvos de hornear (mis sobres son para 1/2 kilo de harina)
Una pizca de
bicarbonato
Ralladura de
cascara de 1 limon
Ralladura de
Jengibre, un pedacito
Precalienta
el horno a 180ºC.
Lo primero
que vamos a hacer es convertir la nata en mantequilla.
Para ello
usa una batidora o a mano, batimos la nata hasta que se separe por completo el
suero de la mantequilla. Reservamos el suero en un vasito.
Batimos la
crema lograda con los huevos y la miel y la pizca de sal.
Cuando esté
cremoso, añadimos el suero y la leche. A este batido, agregamos tamizando las
harinas y el polvo de hornear. Aumentamos la ralladura de limon y el jengibre.
Prueba la
mezcla. Te va a dar una idea muy apropiada de Probamos como va de miel. Si lo
notas soso, echa algo más pero recuerda en echar el freno, debe conservar ese
puntito salado, dulce y salado al tiempo, recuerda que siempre le puedes
endulzar más a la hora de servir con un glaseado o borrachito con un poco de
almíbar.
Engrasa el
molde con un poco de mantequilla. Truco para dejarlo engrasado lo más ligero
posible: pon un poquito de mantequilla en el molde y lo introduces al horno que
ya lo tendrás listo o casi listo.
Unos segundo
después lo sacas -ojo al trapo que te quemarás- y con ayuda de un pincel
extiendes la mantequilla derretida.
Si le
pusiste demasiado, ve al fregadero lo vuelcas y deja que gotee todo el exceso
de grasa. Corta una tira de papel de hornear más o menos del tamaño de la base
y lo colocas en el molde. Vuelca la masa, la repartes uniformemente y lo
horneas unos 45 minutos o hasta que veas que el centro está cocido.
Queda
delicioso.
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